Una mañana de otoño
compré un pasaje de tren
sin retorno hacia mi interior
un viaje hacia lo desconocido.
Al empezar el camino de descenso
hacia las profundidades de mi alma
me llevé las manos al vientre
lo acaricié y me miré el ombligo.
Una mañana de otoño
compré un pasaje de tren
sin retorno hacia mi interior
un viaje hacia lo desconocido.
Al empezar el camino de descenso
hacia las profundidades de mi alma
me llevé las manos al vientre
lo acaricié y me miré el ombligo.