Las palabras no sólo sirven para formar oraciones y permitir comunicarnos, sino más bien sirven para crear intención.
El poder de la intención que tiene la palabra es infinito.
Para poder formar las oraciones con las que nos vamos a comunicar, primero debemos elegir las palabras que vamos a utilizar, el tono con el que las vamos a decir, el enfoque con el que las vamos a escribir. Y hasta se pueden inventar.
Si, hay una gran similitud entre las palabras y el malabarismo. Las palabras son el instrumento para generar patrones de estímulo-respuesta dentro de un tiempo y espacio. Cuanto más hábil seas con su uso, más fácil es obtener una respuesta a tiempo. Y por supuesto esto genera patrones de conducta en el ser humano.
La palabra sirve para aliviar, consolar y sanar un dolor o una pena; para comprender, aceptar y enfrentar un problema; para persuadir, hacer entrar en razón y convencer a una persona de que haga o no haga algo; para juzgar, hacer sentir culpa y manipular las acciones de otro.
En fin, pueden servir para transformar o destruir.